Capítulo 3
.La situación es límite, ahora la supervivencia es el único objetivo de nuestros protagonistas. Los cambios en el clima del planeta están provocando la extinción de todos los seres vivos de La Tierra. Los desastres naturales suceden a diario y el aspecto de las ciudades es desolador.
Nuestros personajes se encontraban en su refugio, todo iba mal, apenas tenían comida o munición, estaban sometido a continuos ataques Pikoletos, estaban destrozados, hundidos, no sabían qué hacer, era el momento más crítico desde que todo empezó, se daban ánimos entre ellos, pero una cosa tenían clara: no iban a aguantar mucho más en este vil y descabellado infierno al que consideraron hogar.
Era una tarde lluviosa y hacía mucho calor, algo bastante extraño para estar situados en París. ¿Cuál sería el mejor lugar al que dirigirse? La playa podía ser una buena opción, pero después de recordar los tsunamis que ocurrían diariamente, la descartaron. Pensaron en la selva, otra buena opción, pero apenas quedaba una hectárea y se encontraba en el otro lado del Atlántico. La única opción viable era la montaña, aunque no hubiese demasiados recursos. Además, no tenían mapa, y la única solución era intentar robar alguno a Los Pikoletos. pero eso era arriesgado, Spectre sabía dónde había un pequeño campamento pikoleto, ya lo había visitado anteriormente para conseguirle la moto a Sara. De repente, a Mar se le ocurrió una idea.
- ¿Y si alguien se disfraza y se infiltra? -dijo Mar
-Buena idea -contestó Spectre- deberíamos conseguir un traje pikoleto.
- ¿Y si se lo robamos a algún guardián? -propuso Sara.
- Vale, de eso me encargo yo -dijo Spectre.
Más tarde Spectre guardó en una mochila todo lo que necesitaba y se fue en dirección al campamento Pikoleto. Pasaban la horas y no veia a nadie, hasta que pudo divisar una figura a lo lejos. Spectre se escondió y esperó a que se acercara. Cuando pasó por su lado, utilizó el gas somnífero que le había dado Mar y se cambió de ropa. Spectre se dirigió al campamento y fue a hablar con el comandante, le dijo que necesitaba un mapa para dirigirse a los alpes para una expedición con el fin de expandir su territorio y buscar suministros. Le dieron el mapa y Spectre salió de la base con la excusa de vigilar la entrada. Al alejarse lo suficiente, volvió donde había dejado al guardián y se puso su ropa. Mientras tanto, Mar estaba preparando algunos pequeños artefactos que pudiesen ayudar en la expedición mientras Sara dormía plácidamente. Más tarde, Spectre entró y encontró a Mar observando el paisaje que los rodeaba por una pequeña ventana.
- ¿Crees que lo vamos a conseguir? -dijo Mar
- No lo sé, por primera vez en mi vida, no estoy seguro -contestó Spectre con cara de preocupación
Al día siguiente todos se pusieron manos a la obra, se llevaron unas cuantas provisiones en dos mochilas y material para la montaña, y emprendieron el camino hacia los Alpes. Habían escogido ese sistema montañoso porque no lo frecuentaban muchas personas. Salieron de su refugio y se pusieron rumbo a los Alpes. El viaje iba a ser largo y duraría unos dos días. La primera tarde, salieron de la ciudad y se encontraban en la periferia de París. Al anochecer acamparon en un pequeño campo y nada más salir el Sol continuaron con su misión. Mientras subían una empinada colina, Sara sufrió una caída.
- ¡Ay! ¡Me he torcido el tobillo!
- ¡Tranquila Sara! -dijo Mar- toma, esto te ayudará.
Y sacó de su mochila uno de sus inventos, qus permitía fijar el tobillo pero poder caminar. Prosiguieron sus camino mientras pasaban las horas, cada vez se le hacía más difícil andar a Sara y desde que habían llegado a la nieve se resbalaban con frecuencia, no tenían provisiones y estaban hambrientos. En ese momento, Mar decidió ir a cazar, cogió un arco y flechas y fue a explorar mientras Spectre y Sara charlaban. Caminó un poco y encontró lo que parecía un ciervo, que estaba bebiendo tranquilamente de un lago, esa era su oportunidad para tener comida, así que acercó sigilosamente y le asestó un disparó, una flecha que acertó en el cráneo. Eso debería haber sido suficiente para matarlo, pero el ciervo rabioso se levantó y fue directo a por Mar. Salió huyendo y solo recibió un arañazo en la espalda, y dolida por lo que habían hecho Los Pikoletos y la contaminación que producían llegó al campamento con la excusa de que no había encontrado nada.
Se acercaban a la cima y el oxígeno escaseaba. No quedaban fuerzas para seguir y Sara tenía una herida grave en su tobillo. Cuando Mar alzó la vista, divisó un hostal abandonado en el que decidieron refugiarse. Era un paraíso: además tenía una gran explanada en el exterior, el interior era grande , pero acogedor y muy colorido. Habían alrededor de unas 10 habitaciones con baño, entraron a uno y nerviosos abrieron el grifo de agua, del que salió agua limpia y clara. Parecía un milagro, puesto que este hostal llevaba años abndonado ante de la guerra y conservaba agua pura. Después, encontraron comida especial para militares que no caducaba y se pusieron las botas. Por unos momentos, olvidaron todo lo que sucedía, olvidaron que el mundo tenía los días contados.
De repente escucharon un ruido, parecían personas ¡eran pikoletos! Aquel guardia les había contado todo y habían seguido su rastro. Sorprendidos, Sara, Mar y Spectre decidieron actuar rápido y sacaron sus pistolas. Al no ser demasiados pudieron vencer: Spectre tenía práctica y Sara aprendía rápidamente, pero Mar lloraba con cada muerte que su arma causaba, pero eran ellos o ella. Cuando pasó todo, Mar estaba al borde de un ataque de histeria:
- ¡No puedo estar aquí ni un minuto más!
- Vamos Mar -dijo Spectre- cállate
- ¡No me pongas un dedo encima!
- ¡Eran ellos o nosotros, Mar! -gritó Sara- ¡¿Tú crees que me ha gustado quitarles la vida?! ¡Pues no! Así que si haces el favor de calmarte todo irá mejor.
Mar asintió, estaba fatal, necesitaba dormir, así que se tumbó y cerró los ojos, sus amigos la imitaron. La noche transcurrió de forma tranquila y a la mañana siguiente exploraron los alrededores, todos estaban preocupados ¿Qué iban a hacer?
Nuestros personajes se encontraban en su refugio, todo iba mal, apenas tenían comida o munición, estaban sometido a continuos ataques Pikoletos, estaban destrozados, hundidos, no sabían qué hacer, era el momento más crítico desde que todo empezó, se daban ánimos entre ellos, pero una cosa tenían clara: no iban a aguantar mucho más en este vil y descabellado infierno al que consideraron hogar.
Era una tarde lluviosa y hacía mucho calor, algo bastante extraño para estar situados en París. ¿Cuál sería el mejor lugar al que dirigirse? La playa podía ser una buena opción, pero después de recordar los tsunamis que ocurrían diariamente, la descartaron. Pensaron en la selva, otra buena opción, pero apenas quedaba una hectárea y se encontraba en el otro lado del Atlántico. La única opción viable era la montaña, aunque no hubiese demasiados recursos. Además, no tenían mapa, y la única solución era intentar robar alguno a Los Pikoletos. pero eso era arriesgado, Spectre sabía dónde había un pequeño campamento pikoleto, ya lo había visitado anteriormente para conseguirle la moto a Sara. De repente, a Mar se le ocurrió una idea.
- ¿Y si alguien se disfraza y se infiltra? -dijo Mar
-Buena idea -contestó Spectre- deberíamos conseguir un traje pikoleto.
- ¿Y si se lo robamos a algún guardián? -propuso Sara.
- Vale, de eso me encargo yo -dijo Spectre.
Más tarde Spectre guardó en una mochila todo lo que necesitaba y se fue en dirección al campamento Pikoleto. Pasaban la horas y no veia a nadie, hasta que pudo divisar una figura a lo lejos. Spectre se escondió y esperó a que se acercara. Cuando pasó por su lado, utilizó el gas somnífero que le había dado Mar y se cambió de ropa. Spectre se dirigió al campamento y fue a hablar con el comandante, le dijo que necesitaba un mapa para dirigirse a los alpes para una expedición con el fin de expandir su territorio y buscar suministros. Le dieron el mapa y Spectre salió de la base con la excusa de vigilar la entrada. Al alejarse lo suficiente, volvió donde había dejado al guardián y se puso su ropa. Mientras tanto, Mar estaba preparando algunos pequeños artefactos que pudiesen ayudar en la expedición mientras Sara dormía plácidamente. Más tarde, Spectre entró y encontró a Mar observando el paisaje que los rodeaba por una pequeña ventana.
- ¿Crees que lo vamos a conseguir? -dijo Mar
- No lo sé, por primera vez en mi vida, no estoy seguro -contestó Spectre con cara de preocupación
Al día siguiente todos se pusieron manos a la obra, se llevaron unas cuantas provisiones en dos mochilas y material para la montaña, y emprendieron el camino hacia los Alpes. Habían escogido ese sistema montañoso porque no lo frecuentaban muchas personas. Salieron de su refugio y se pusieron rumbo a los Alpes. El viaje iba a ser largo y duraría unos dos días. La primera tarde, salieron de la ciudad y se encontraban en la periferia de París. Al anochecer acamparon en un pequeño campo y nada más salir el Sol continuaron con su misión. Mientras subían una empinada colina, Sara sufrió una caída.
- ¡Ay! ¡Me he torcido el tobillo!
- ¡Tranquila Sara! -dijo Mar- toma, esto te ayudará.
Y sacó de su mochila uno de sus inventos, qus permitía fijar el tobillo pero poder caminar. Prosiguieron sus camino mientras pasaban las horas, cada vez se le hacía más difícil andar a Sara y desde que habían llegado a la nieve se resbalaban con frecuencia, no tenían provisiones y estaban hambrientos. En ese momento, Mar decidió ir a cazar, cogió un arco y flechas y fue a explorar mientras Spectre y Sara charlaban. Caminó un poco y encontró lo que parecía un ciervo, que estaba bebiendo tranquilamente de un lago, esa era su oportunidad para tener comida, así que acercó sigilosamente y le asestó un disparó, una flecha que acertó en el cráneo. Eso debería haber sido suficiente para matarlo, pero el ciervo rabioso se levantó y fue directo a por Mar. Salió huyendo y solo recibió un arañazo en la espalda, y dolida por lo que habían hecho Los Pikoletos y la contaminación que producían llegó al campamento con la excusa de que no había encontrado nada.
Se acercaban a la cima y el oxígeno escaseaba. No quedaban fuerzas para seguir y Sara tenía una herida grave en su tobillo. Cuando Mar alzó la vista, divisó un hostal abandonado en el que decidieron refugiarse. Era un paraíso: además tenía una gran explanada en el exterior, el interior era grande , pero acogedor y muy colorido. Habían alrededor de unas 10 habitaciones con baño, entraron a uno y nerviosos abrieron el grifo de agua, del que salió agua limpia y clara. Parecía un milagro, puesto que este hostal llevaba años abndonado ante de la guerra y conservaba agua pura. Después, encontraron comida especial para militares que no caducaba y se pusieron las botas. Por unos momentos, olvidaron todo lo que sucedía, olvidaron que el mundo tenía los días contados.
De repente escucharon un ruido, parecían personas ¡eran pikoletos! Aquel guardia les había contado todo y habían seguido su rastro. Sorprendidos, Sara, Mar y Spectre decidieron actuar rápido y sacaron sus pistolas. Al no ser demasiados pudieron vencer: Spectre tenía práctica y Sara aprendía rápidamente, pero Mar lloraba con cada muerte que su arma causaba, pero eran ellos o ella. Cuando pasó todo, Mar estaba al borde de un ataque de histeria:
- ¡No puedo estar aquí ni un minuto más!
- Vamos Mar -dijo Spectre- cállate
- ¡No me pongas un dedo encima!
- ¡Eran ellos o nosotros, Mar! -gritó Sara- ¡¿Tú crees que me ha gustado quitarles la vida?! ¡Pues no! Así que si haces el favor de calmarte todo irá mejor.
Mar asintió, estaba fatal, necesitaba dormir, así que se tumbó y cerró los ojos, sus amigos la imitaron. La noche transcurrió de forma tranquila y a la mañana siguiente exploraron los alrededores, todos estaban preocupados ¿Qué iban a hacer?